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Cómo arreglar el mundo en el s. XXI

Entre las acepciones que se atribuyen al término ‘ reaccionar ’ están: «actuar por reacción de la actuación de otro, o por efecto de un estímulo», «recobrar la actividad», «defenderse o rechazar un ataque o agresión» y «oponerse a algo que se cree inadmisible». Estos significados se refieren a hechos activos, es decir, requieren algún tipo de acción por parte del individuo. Y todos sabemos que la acción es lo contrario de la pasividad . Actualmente, en cambio, el término ‘reacción’ parece haber contraído un nuevo significado. Ahora se les llama ‘reacciones’ a los comentarios que sobre algún tema realizan los usuarios de las redes sociales. Los tweets se usan hoy en día para medir la opinión de la gente. Twitter es una especie de sondeo constante en tiempo real. A simple vista, estas circunstancias pueden parecer inofensivas e incluso atractivas, ya que la gente tiene la oportunidad de expresarse con total libertad en unas condiciones nunca antes experimentadas en la historia d
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Certificado de libertad

  Los hechos narrados en este «partículo» son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. El Congreso celebraba una jornada en la que los portavoces de los partidos podían realizar propuestas que velasen por la seguridad y la integridad de los ciudadanos. Después de los acontecimientos que se habían vivido durante los últimos años era necesario acometer reformas que blindasen la libertad de todos los habitantes del país. El primero en hablar fue el diputado escogido por el partido A, quien intervino del siguiente modo: —La propuesta de nuestro partido consiste en la implantación de un certificado de IMC. —Un murmullo se extendió por el hemiciclo y el político alzó los brazos para recuperar el silencio—. Ya saben que nos enfrentamos a una nueva pandemia, una pandemia silenciosa, una pandemia que está matando a nuestros ciudadanos lentamente, de maneras muy distintas, pero todas ellas relacionadas con el mismo virus: la obesidad. —De nuevo, la calma fue in

Vivir sin compromiso

Las dos primeras acepciones de la palabra compromiso son «Obligación contraída» y «Palabra dada». Si examinamos la número uno, observamos que la RAE no especifica si dicha obligación se contrae porque se obtiene algo a cambio o de manera desinteresada. Y este matiz es fundamental. ¿Diríamos que una persona que trabaja en un comedor social está igual de comprometida con alimentar a los más vulnerables que el voluntario que realiza la misma labor de manera altruista? Hay una diferencia enorme entre comprometerse para obtener un beneficio y hacerlo sin esperar nada. Las personas suelen dividirse en estos dos grupos y los componentes del segundo, los que se comprometen de verdad sin pedir nada a cambio, se están extinguiendo poco a poco. Dar la palabra (segunda acepción de la palabra ‘compromiso’) es una metáfora preciosa de lo que hacen estos seres de luz: entregan una parte de sí mismos como garantía de que cumplirán lo que dicen, independientemente de que una recompensa cualquiera le

Esclavos del primer mundo, parte 3: la hora o la vida

A la redacción de Partículos ha llegado la siguiente carta. Con ella hemos querido cerrar el ciclo «Esclavos del primer mundo». Queridos todos: Hace dos semanas decidí que debía cambiar drásticamente mi manera de vivir. Me había dado cuenta anteriormente de que, a pesar de tenerlo todo , no lograba estar en paz. No me refiero a la felicidad, esta es efímera y se reduce a unos pocos instantes. Lo que había notado no era amargura o hastío, sino tensión, nervios, saturación… como si viviese en un estado de alerta permanente. A veces llegaba a ser consciente de la contracción de mis músculos, del agarrotamiento de mis miembros, de que mi mente estaba muy lejos de donde se encontraba físicamente mi cuerpo. Lo que he cambiado no ha sido mi trabajo, mi vivienda o mi familia. En realidad todos ellos son la base de la poca estabilidad que siento. Con lo que estoy intentando acabar es con algo realmente banal, pero de lo que es casi imposible librarse en nuestro mundo: con las horas. La

Esclavos del primer mundo, parte 2: el carnaval de las mujeres

El ser humano entró en decadencia en el momento en el que consideró que la naturaleza es una imperfección que hay que corregir. Es cierto que, a veces, las consecuencias de lo natural son devastadoras, pero se suele decir que la naturaleza es sabia, aunque ya sabemos la credibilidad y atención que se les presta hoy en día a los sabios… Lo que nace y crece sin la intervención del hombre se convirtió en algún momento en una amenaza que hay que combatir, no permitimos que nuestro entorno o nuestro cuerpo sean autónomos y controlen por sí mismos sus propios procesos. Todos somos partícipes de esta manera de interactuar con el mundo, con el prójimo y con uno mismo, pero son las mujeres quienes viven más alienadas por esta actitud generalizada.   Existe una serie de reglas tácitas que regulan la apariencia y el aspecto de la mujer. En primer lugar, se sobreentiende que esta debe conservar su rostro impoluto. Algo tan pequeño como la tez puede ser el germen de una inacabable sarta de proble